Familia Carbonera
Es un deseo de todos poder ver a abuelos, padres, madres y a los más chicos disfrutando de un fin de semana del deporte más lindo, acompañando al Decano. Nos alegramos cuando eso sucede, porque nos hace retornar a nuestros tiempos de pibe, cuando en compañía de algún familiar, pisábamos por primera vez el cemento y comenzábamos a empaparnos con los colores oro y carbón, que varios años después seguiríamos alentando, casi que religiosamente por el resto de nuestras vidas.

“Queremos que vuelva la familia al fútbol”. Esta consigna, la escuchamos hace largo tiempo de boca de varios dirigentes de nuestro país. También se han podido observar varios anuncios televisivos y escuchar otros tantos radiales, alentando la vuelta de la familia a las canchas. En definitiva, parece haber un consenso general por parte de las autoridades, de los organismos y de los clubes cuando se habla del tema.

Suena lindo el discurso de hacer retornar la familia al fútbol, pero del dicho al hecho, hay un gran trecho. A la hora de demostrarlo, hay equipos que no parecen darle la derecha a dicho pensamiento. En esta ocasión, nos encontramos con la medida repudiable que tomó el Club Atlético Cerro de fijar precios de ópera para la primera fecha del campeonato.

Uno se pregunta, ¿cómo esperamos que la familia retorne al fútbol, si justamente, la “Tribuna familiar” – como tantas veces se denominado a la Olímpica – tiene un precio individual de $490? Si tomamos para el análisis una familia tipo de tres integrantes, estamos hablando de casi $1.500 únicamente por concepto de entradas, a lo cual debe sumársele locomoción y también, por qué no, el costo de algún alimento y/o bebida.

A la vergonzosa decisión de Cerro, se suman otras tantas que hemos vivido en los últimos torneos. Tenemos fresco en nuestra memoria, el partido por la 7ma. fecha del Torneo Clausura frente a River Plate, cuando la directiva de los Darseneros fijó las localidades de la Tribuna Ámsterdam a $350, en tanto que a $450 y $550 las tribunas Olímpica y América, respectivamente. Esto ocasionó que se vendieran únicamente 6.297 entradas, cuando en otras condiciones hubiese sido un partido para más de 20.000 personas.

Tampoco olvidamos cuando el señor José Luis Palma fijó precios de $1050 y $1290, para el encuentro ante Liverpool, en la penúltima fecha del Clausura 2014. En esta ocasión, frente a las disparatadas cifras, se colocaron solo 863 entradas, siendo un partido en el que Peñarol se disputaba el campeonato. La realidad claramente hubiese sido muy distinta si se contemplaban precios acordes, aunque el presidente explicó los motivos de dichos precios.

En declaraciones al programa A Fondo de la 1010 AM, Ernesto Vergara, dirigente del Club Atlético Cerro, encontró el justificativo para los precios expresando que “están por debajo de los del último clásico”. En primera instancia, esta es una verdad a medias. Si bien es verdad que los precios generales son más baratos que en el clásico, en dicha ocasión los socios de ambos clubes tenían descuento en la compra de las localidades, por lo cual –para éstos- las entradas significaban un costo bastante inferior al que se maneja para el partido frente a Cerro. En segunda instancia, no es serio comparar la importancia de un partido clásico por la definición del Campeonato Uruguayo, con un partido frente a Cerro por la primera fecha de un Apertura.

Por otra parte, en la nota, Vergara dice que para la fijación de los precios, tomaron en cuenta el beneficio económico que le proporcionará el encuentro.

Estoy convencido de que la decisión tomada no es tampoco es razonable desde este punto de vista. Si Cerro hubiese colocado precios más accesibles, sin lugar a dudas se iba a poder observar un estadio con por lo menos 30.000 espectadores. Con los precios finalmente estipulados, lamentablemente la concurrencia va a ser menor a dicha cifra. El lunes podremos opinar mejor, pero en la previa y haciendo algunos números, parece insostenible un buen negocio para los villeros que probablemente pierdan la oportunidad de recaudar 100.000 dólares más, aproximadamente.
La intención es plasmar en estas líneas el descontento de varios hinchas cuando se observan estas situaciones. El fútbol es una fiesta y, como tal, se disfruta más cuando vemos las tribunas colmadas de gente. Estas decisiones que toman algunos clubes atentan contra el espectáculo y nos condicionan irremediablemente a observar partidos donde el marco de público podría haber sido netamente superior en otras circunstancias, debido a que no todo el mundo está en condiciones de pagar precios que muchas veces no corresponden con el partido. El objetivo siempre tendría que ser obtener un beneficio económico positivo para el club, sin dejar de lado el hecho de generar condiciones que incentiven un estadio con buena concurrencia, que en definitiva son dos factores que están íntimamente ligados uno con el otro.

El Club Atlético Peñarol debe analizar y tomar nota sobre las actitudes que tienen ciertos equipos con nuestros hinchas. Luego se verán qué decisiones se adoptan. A todos nos surge el deseo casi instantáneo de querer responder con la misma moneda pero, por otra parte, también hemos dado el visto bueno cuando la dirigencia decidió dar beneficios a nuestros rivales, siendo fieles al deseo de incentivar el marco de público en las tribunas y demostrando ser diferentes en nuestra manera de obrar.

Federico L.
Socio 113.432