A veces me distraigo y no me doy cuenta que siempre estas. A veces me distraigo y me entretengo con lo que edad marca que debo entretenerme. A veces el trabajo. A veces el estudio. A veces el amor al amor. A veces me distraigo y creo que el disfrute de pasarla bien se paladea mejor en otros rincones.

A veces me olvido de tu alivio. A veces creo que ya fue suficiente, que todo es un ciclo. A veces me olvido de tus caricias cuando estoy solo. A veces me olvido del silencio que quiebra tu aforo. A veces me olvido de la compañía que me brindas cuando no tengo a quien abrazar. Ahí estas sin reclamar en qué estado vendré. Si la resaca se cuelga de mis pies, o si la frescura me renueva otra vez.

A veces me divierto en otros lados. Minimizo tu sentir en mi corazón. Eso ya pasó, ya estoy más tranquilo le digo a mis amigos. Ya no viajo tanto, ya no vivo tanto, y ya no enloquezco tanto. Tengo el sermón armado; justificar que las canas que nacen de mi pelo, tiñen que tu amor se va apagando en silencio.

A veces, me empalago con los dulces que te ofrece la vida. Que salir a bailar, que un show de rocanrol, que una señorita que te despierta la energía. También la familia, ocupa un lugar sagrado. Ni hablar pasear al perro por la plaza, o fumar mientras el sol se viste de anaranjado. Tantos placeres ofrece la vida, que mientras ando sumergido en mi rutina, creo olvidar el poder de tu adrenalina.

Cierro los ojos, y despierto. Me calzo de nuevo tus bastones en mi pecho. Te miro en silencio, y todo vuelve a empezar. La ansiedad una vez más. Llegar temprano sigue siendo un planteo que no resiste cuestionamientos. El ritual sigue igual. Y yo sigo llorando si al final de campeonato no te veo brillar. A escondidas me sigo durmiendo abrazado de mi bandera, aquella que me acompaña desde que andaba con mis 14 años a cuestas.

Cierro los ojos, y te pido perdón por creer que había algo mejor que vos. Siempre vas a ser lo mejor y nunca te van alcanzar. Mismo si en el mambo de la semana, simulo no extrañar. Siempre estoy pegado al Redpagos, esperando que habiliten un ticket de renovación de amor. Mismo si ando con una sonrisa de oreja a oreja, siempre preciso de tu canción para sentirme mejor.

Cierro los ojos, y camino en mi historia. En mi forma de ser y en mi razón de andar. Todas llevan hilachas de tu locura. Todas llevan puntadas que hilvanan quien soy gracias a seguirte a vos. Todas reclaman que no le dé liviandad al peso de tu existencia en mi presencia. Todas me recuerdan quien fui gracias a tenerte siempre tatuado en mi piel.

A veces me olvido de tu poder, de tu querer, y tu nacer. A veces me olvido de la emoción a flor de piel. De ilusionarme, putear, llorar y morir. De cantar, bailar, treparme al alambre y gritarte. A veces me olvido de abrazarme, de saludarme, de mirarte y soñarte. A veces me olvido que mientras vivo siempre estás en mi camino.

A veces me olvido que si no estás muchas cosas no tendrían sentido.