El sorteo del Campeonato Uruguayo 2020 decretó que el clásico del Torneo Apertura se debería jugar el domingo 8 de marzo y que Nacional sería local en dicho encuentro. Desde ese día hasta hoy, fuimos testigos de un desfile de excusas y – débiles – argumentos para no jugar el partido en su cancha.

Parece un caso aislado para quien lo ve de afuera, pero refleja una forma de proceder que está sumamente arraigada en el equipo tricolor: evitar los riesgos contra Peñarol, sea como sea. En la vereda de enfrente, estamos nosotros. Peñarol sabe ganar y sabe perder. Y no por hacer de la derrota algo romántico, sino algo aceptable. Peñarol es capaz de recibir goleadas, de ser robado descaradamente dentro de un campo de juego o de votar en contra de un reclamo de puntos por parte de otro equipo a Nacional, que le hubiera dado el título al aurinegro – Campeonato Uruguayo de 1903 -. Pero no es capaz de huir, porque eso es para cobardes.

Y si de huir se trata, Nacional es especialista, ya que desistió de jugar el clásico en 6 oportunidades, y enumeró varios otros papelones, como hacerse un gol en contra a propósito en la Copa Libertadores de 1988 para que Peñarol quedara afuera, o cuando su parcialidad pretendía linchar a sus jugadores luego de vencer a Defensor en 1997, porque esto significaba dirimir el título frente al aurinegro.

Cuando Peñarol decidió llevar el clásico del torneo Apertura 2019 al Estadio Campeón del Siglo, estaba asumiendo un riesgo lógico. Desde 1929 que el fútbol uruguayo no veía un clásico en canchas de los grandes, y fue Peñarol quien decidió dar el paso. No fue sencillo: tuvo que lidiar con las pocas ganas de jugar el partido allí que tenían la directiva y la parcialidad tricolor, e incluso conseguirles el transporte para concurrir. En aquel entonces, José Decurnex, presidente del CNdeF, manifestó públicamente que «el clásico del Clausura se jugará en el Parque Central». Esto no sucedió.

En el medio, para el clásico del Torneo Intermedio, la institución tricolor decidió una vez más recurrir a lo más profundo de sus raíces, y en una decisión tan polémica como clasista, determinó que los niños de Peñarol no tenían derecho a concurrir al estadio de forma gratuita, pero sí los de Nacional. Por si fuera poco, llevaría los precios de las tribunas populares a un techo nunca alcanzado, con una intención clara: sentirse populares por al menos una vez en su vida; y de esta manera regalarle a sus hinchas una foto que atesoran como oro: el estadio Centenario con más hinchas tricolores que aurinegros.

El 28 de octubre de 2019, menos de un mes antes del clásico del Torneo Clausura, en el cual Nacional volvería ser anfitrión después de 90 años, comenzaron a «realizarse obras» en el Parque Central, impidiendo que el partido se dispute allí. Una mentira más para la colección.

Lógicamente, luego de fijado el Estadio Centenario, la directiva tricolor mantuvo la medida de los precios y el ingreso de los menores de 12 años diferenciales según la camiseta, y probablemente sea el camino que tomen para este nuevo encuentro. Nada sorprende del equipo que decidió instalar pulmones en la Olímpica, que después exigió exclusividad al ser local, y que ahora apela a precios discriminatorios para intentar aplacar a la hinchada mayoritaria de este país.

Comenzada la temporada futbolística del 2020, el clásico estaba fijado para el 8 de marzo, y Nacional supuestamente no podría utilizar el Parque Central porque continúan las obras comenzadas más de 4 meses atrás. Mágicamente, en la tarde de ayer se anunció que es muy probable que enfrenten en su recinto a Estudiantes de Mérida, en el debut por Copa Libertadores de América, desbloqueando un nuevo nivel de cobardía: que el tiempo de las reformas en su cancha dure exactamente el período entre dos enfrentamientos en los que debía recibir a Peñarol.

Finalmente, el clásico fue postergado para beneficiar a Nacional, así como se postergó la primera fecha por el mismo motivo. Muy probablemente el encuentro se dispute el 1º de abril, y nuevamente en el Estadio Centenario.

¿Esquivarán el bulto una vez más cuando tienen que enfrentar a Peñarol? Todo parece indicar que sí, y es entendible, ya que se trata de una cancha donde supieron perder el primer clásico,  recibir 7 goles, y hasta debieron soportar numerosas vueltas en su cara. Por si fuera poco, también en fútbol femenino festejamos en su casa.

Ellos seguirán buscando excusas y avergonzándose de su cancha. Nosotros seguiremos disfrutando nuestro estadio y dando la cara adentro de la cancha. Porque además, la historia nos blinda: nosotros ya ganamos el primero en su cancha, y el primero en la historia de nuestros hogares.

Ellos seguirán con miedo a jugar. Nosotros seguiremos escribiendo las páginas más épicas del fútbol de nuestro país.