Tantos años pasaron donde dimos todo sin esperar nada a cambio. Es que en eso consiste el amor en general, dar todo desinteresadamente, brindarse a un fin sin buscar algo a cambio. Toda acción bondadosa que espere algo a cambio, tendrá siempre una cuota de egoísmo y perderá esa incondicionalidad que todo hincha tiene.

Todos esperamos títulos, buenos desempeños, buenas gestiones, pero es más bien un deseo, y no tanto algo que se exige a cambio de nuestro afecto para con el club. Nosotros siempre vamos a estar indefectiblemente de cómo venga Club –deportiva y administrativamente hablando-.

Prueba de ello fueron los años negros donde sufrimos las peores campañas de la historia del club, donde casi sin darnos cuenta se fue afianzando un núcleo duro de hinchas –donde personalmente o ‘de vista’- nos conocíamos (y nos conocemos) todos. Ese núcleo duro es la prueba fehaciente, del amor incondicional de un hincha. Así como en la economía se cuestiona que hay un núcleo duro al cual no se puede sacar de la pobreza, aquí pasaba igual, ese núcleo duro era imposible de alejar de la pobreza de los resultados de los 11 de turno en el campo de juego. Más perdíamos más se fortalecía.

En esos años de crisis (o de oportunidades de demostrar la fidelidad, así me gusta llamarlo a mí), una queja constante, o un deseo permanente de los seguidores de esos planteles magros, era el anhelo de que El Club, como institución, nos integre de algún modo. Ser socio en esa época era la extrañeza. No existían la venta previa, las colas para sacar tu entrada, y muchos menos la lista de beneficios que había ahora. Nadie tenía un amigo que era socio, como ahora sí lo es –por suerte- al revés. El amigo que era socio, era de ese núcleo duro que veías todos los fines de semana.

Reclamábamos por beneficios comerciales, por una tienda oficial con la ropa del club, solicitábamos más y mejor indumentaria del club, que el club ponga a disposición transporte para los hinchas en los viajes al interior, y mil ideas más, de esas que salen en los asados y viajes oro y carbón.

La realidad era que los hinchas (y socios) estábamos muy lejos de acceder a la vida del club. No se nos registraba básicamente. Por suerte esta tendencia por múltiples factores fue cambiando. Éxitos deportivos, decisiones administrativas, auge económico del país y cambio de la mentalidad del hincha cooperaron para que la franja social y la importancia que la Comisión Directiva le daba a la misma creciera considerablemente.

De los 7.000, u 8.000 mil que éramos en las épocas negras, pasamos a aproximadamente a los 70.000 socios actuales. No se trata de defender ni al presidente, ni a las gestiones, sino básicamente de valorar el espacio que lentamente fuimos ganando en la vida del club. Cada vez más el famoso y tan hipócritamente usado “El club es de los socios” comenzó a tener un poco más de sentido.

El caballito de batalla, a mi entender, de este lema (el club es de los socios) es el proyecto de las Peñas.  Era (y es) la herramienta, o intermediario entre la unión socios-club. José Artigas afirmó: Los más infelices serán los más privilegiados”, y desde el seno de la Institución parece que esta filosofía la hicieron carne. Primero focalizarnos en los más olvidados: los hinchas de Interior de país (y del exterior también).

Yo lo comparo con la advertencia que dan en verano por altas temperaturas: peligro de incendio, alto grado de combustión. Y justamente esto fue lo que pasó en el interior del país, fue como aquel que prende un fósforo en el medio de un bosque seco; mareas incontables de potenciales clientes (hinchas) se trasformaron en socios, en un crecimiento que fue un bastión fundamental para llegar a la cifra de asociados que nos enorgullece hoy en día. Y no solo en potenciales clientes (desde un sentido puramente económico), sino, en fieles. Cada socio que respondía a esa propuesta de las Peñas del interior, estaba diciendo “Por fin se acordaron de nosotros, me siento escuchado, me siento identificado con la política del club”. Pero no solo esto sumó beneficios económicos o sociales, sino que también humanos.

Monumento a cada hincha que formó parte de una Peña y enalteció el nombre del Club, (en el interior y en el mundo).  Incalculables muestras de humanidad despertadas y llevadas a la acción por cada una de las Peñas del interior y del exterior del País. Recolección de ropa, alimentos, bonos con un fin solidario, ayuda a damnificados por inundaciones, acciones para el día del niño, colectas para la Teletón, lenta y ágilmente-valga la contradicción- fueron creando una asociación hermosa: Peñarol = Solidaridad.

El incendio en el interior viene ya hace unos años marcando el ejemplo, cambiando la imagen de los hinchas de Peñarol con cada una de las acciones, y acorralando (con sostenidas pruebas) que el hincha de Peñarol no es únicamente el que comete desmanes después de obtener un campeonato.

Volviendo con la línea de la columna, debemos valorar, y disfrutar este momento. Ahora el fuego llego a Montevideo. Es las oportunidades de cada barrio de seguir con el camino trazado por las Peñas de interior y exterior del país. El club, después de tanto tiempo, nos dio el lugar que tanto anhelábamos. Por más insignificante que aparente –a primera vista- crear y formar parte de una Peña, nos permite participar desde adentro del club: seguir creando la nueva imagen del hincha de Peñarol y aportarte beneficios sociales, económicos y psicológicos al club.

Esta es tu oportunidad de involucrarte con el club. Súmate a tu Peña Barrial, y aporta tus ideas. Todo suma, y tu aporte puede ser el generador de cambios en el club. Ni hablar de las oportunidades de conocer otros carboneros como vos, de afianzar la presencia de Peñarol en el barrio que te acunó, y de las alegrías para el alma que te pueden dar el involucrarte en un grupo social como una Peña.

Si no sabes de qué se trata una Peña, navegá por el sitio web oficial de Peñarol, o por Padreydecano, que en el área Socios, vas a poder encontrar toda la información. No te quedes esperando a que lo que no sabés te llegue a tus manos, activa tu deseo por saber, y averigua en qué consiste una Peña y cómo involucrarte.

El incendio viene con mucha fuerza desde el Interior y Exterior del País, Por fin llego a Montevideo, y yo personalmente quiero afirmar que “cuando el fuego crezca quiero estar allí”, ¡cuando la oportunidad venga quiero aprovecharla! Y ese es mi mensaje: todos juntos desde adentro del club, podemos crear algo nunca antes pensado.

Quien lo siente lo sabe.