Si no conociera el funcionamiento de los medios de comunicación ni supiera la filiación de muchos comunicadores por cierta institución (circunstancia que incide de forma directa en su desempeño profesional), me resultaría inexplicable que éstos no se cuestionaran lo mismo que este humilde servidor: ¿Dónde se perdió el sentido crítico y el concepto básico de objetividad en el ámbito periodístico uruguayo? ¿Cómo puede ser que encumbrados comunicadores y reconocidos medios de radio, televisión y prensa permitan semejante dualidad y doble discurso?

A nadie se le ocurre preguntarle, a quienes redactan y envían comunicados como el publicado en las últimas horas, qué dijeron cuando: hinchas identificados con su club, luego de un encuentro en su cancha, dieron muerte mediante 2 disparos a Fernando Daniel López Pássaro… o, por qué -los supuestos defensores del deporte en paz- intentaron bajarle el perfil y vincular con cuestiones barriales, ajenas al fútbol, el homicidio cobarde de Rodrigo Aguirre. También podrían averiguar qué hicieron los ofendidos por el inflable cuando, previo a un clásico, Jonathan González fue baleado por la espalda y estuvo 2 meses luchando por sobrevivir.

¿Qué hicieron ante estos hechos los que hoy lloriquean en cuanto micrófono se les acerca? Cuidar los intereses y la imagen de su institución y slogan mitómano. Deslindarse sistemáticamente de la responsabilidad y protegerse de la quita de puntos (vigente en el momento del asesinato en el Autoservice de Carlos Anaya y Comandante Braga); salvaguardar el multiplicado estandarte inquisidor que promueve (con anuencia y complacencia de diversos actores mediáticos) que todos los hinchas de Peñarol son delincuentes y los de sus filas gente pacífica que va a disfrutar de un espectáculo; o establecer en agenda asuntos de menor relevancia (como el caso de Jorge Bava) para ocultar y solapar la agresión homicida de quienes gatillaron desde una moto hacia hinchas carboneros hace apenas 12 meses

gallina-palco-astoriAsimismo, estos personajes que hoy elevan un discurso conciliador y pacifista, no emitieron circular o declaración alguna cuando, por ejemplo: las paredes del Palacio Peñarol fueron pintadas con mensajes agraviantes y amenazantes; en el palco de una reconocida autoridad de su club, al que concurre el Vicepresidente de la República, fue exhibido un muñeco que se burlaba de la gravísima lesión de un ídolo y referente de Peñarol; o en la puerta de su sede de la calle 8 de octubre, fue golpeado salvajemente -por 10 patoteros- un hincha carbonero al que le fracturaron la mandíbula.

Probablemente también omitan que su propia hinchada realizó una copia idéntica e ingresó a la tribuna (en clara señal ofensiva) una bandera referente al hincha de Peñarol asesinado en 2011, circunstancia que desató los incidentes en el clásico del Apertura; o se hayan olvidado que su web oficial publicó un comunicado, el pasado 13 de diciembre, insinuando un saludo a nuestra institución, en ocasión del centenario de la Asamblea Representativa que definió la transición del CURCC a Peñarol… Ante esas circunstancias, el deporte como un medio de sano esparcimiento en la sociedad, según su criterio a la hora de expresarse ante la opinión pública, no se veía afectado.  

Es asqueante y vergonzosa la demagogia de los dirigentes del club cultural, así como la complicidad y obsecuencia de muchos que alzan su voz para difundir y apoyar este tipo de comunicaciones pero no reclaman equidad, honestidad u honradez a la hora de expresar disconformidades con los hechos de violencia, cuando los autores intelectuales y materiales visten o representan la blanquecina camiseta.

Quizás estos ejemplares, dentro de su patología paranoide y mitómana, piensen que no son hechos de violencia a destacar y es claro que no se les puede exigir seriedad u objetividad a quienes sólo pretenden llevar agua a su molino y jamás han podido demostrar, en los hechos, los siempre engalanados mensajes vertidos en los comunicados selectivos.

Pero sí debemos reclamar que profesionales, de mayor o menor trayectoria, obren con sentido crítico, responsabilidad y profesionalismo. Los medios forman opinión y, últimamente, por acción u omisión, ecuanimidad y coherencia no son características de las que muchos “periodistas” puedan enorgullecerse.

Basta de demagogia y doble discurso.

Nota adjunta a los hinchas: Así como se critica el doble discurso o la falta honestidad intelectual por parte de los redactores y comunicadores de este tipo de misivas, vale aclarar que también debemos observar la pertinencia de determinadas exposiciones en nuestra tribuna, como ser los trapos ajenos. Burlarse del mote con el que rotulamos a nuestros rivales con el famoso inflable es muy distinto a exhibir emblemas con sus colores en medio de nuestras banderas.