Consejo DirectivoUna salida más de un entrenador que sigue acostumbrado al paladar aurinegro. Me calienta, me hierve la sangre, la poca altura para despedir a un técnico –y más si es una gloria- que tienen los dirigentes y en especial nuestro actual presidente. Me resigno al dar siempre la misma respuesta cuando se me pregunta, y vos, qué opinas: “Y qué querés que te diga, estoy acostumbrado”.

Acá no entra en discusión si debía seguir o no debía seguir Jorge Gonçalves; cada uno tiene su opinión con sus argumentos valederos. Lo que sí sucede es que agregamos una mancha más para fomentar la mala fama que tiene la aurora carbonera: nadie resiste en la dirección técnica de nuestro club. Sean los motivos que sean, algo falla.

¿Es tan difícil sostener a un entrenador? ¿Es tan difícil sostener lo que dicen siempre cuando firma un contrato un DT?.. ‘’ firmamos por un proyecto ambicioso de largo plazo… bla bla bla’’. De nuevo no defiendo si debía seguir o no el actual entrenador. Me crispa la mala gerencia, la mala toma de decisiones.

Nuestro presidente dice que “las decisiones las toma el presidente”. No comparto, las decisiones se toman en conjunto. Si no, ¿para qué existe la comisión directiva y las reuniones semanales? ¿Para qué existen las elecciones, y las posteriores personas que representan lo que el socio votó? El presidente simplemente ejecuta las decisiones que se definen democráticamente.

Si se sostuvo a Gonçalves luego del flojo desempeño en el Apertura (fines de Diciembre), con la excusa de que no armó ni su equipo ni que tampoco pudo realizar la pretemporada, explíquenme por qué  4 partidos de PRETEMPORADA tiran abajo ese argumento. Claramente la incoherencia sobra en las personas que guían al club (o en los que toman las decisiones, según Damiani). ¿Para qué bancaron a un entrenador en el momento más bravo, si 25 días después, lo despiden?

Cuesta dar vuelta la página, pero hay que hacerlo. Ofusca mucho la floja capacidad de elegir la mejor opción de manera adecuada. Pero bueno, como siempre digo, los actos de las personas hablan por quienes son. Estas son las cosas que me avergüenzan, que sirven para dar cuenta todo lo que no quiero en un club. Es lo único positivo que puedo sacar de todo esto; las malas acciones de unos, nos ilustran el camino a no seguir, por ende clarifican más aún que club queremos:

Un club donde se respeten a las glorias independientemente de sus flojas campañas deportivas; tanto para entrenadores como para jugadores.

Un club donde la toma de decisiones tenga coherencia y constancia. Una pretemporada no puede servir como excusa para quitar a un entrenador.

Un club donde las decisiones se tomen en conjunto y de forma democrática.

Un club donde los directivos dejen el conventillo de lado. Déjense de declaraciones expresando las diferencias que tienen a cualquier micrófono que se les cruce. Son hombres grandes, siéntense uno a otro de forma privada y díganse las cosas en la cara. Por favor dejen de lastimar al club y darle de comer a la prensa! Una vez más, muestran su hilacha: primero los intereses personales, y luego Peñarol.

Que la información que salga de nuestro club, salga desde el departamento de prensa del mismo. Estoy harto de que toda información se filtre, y que el último en enterarse es la victima de ocasión.  ¿Cuándo vamos a cambiar el paradigma de la información deportiva? Peñarol, el club, es el creador de la información para los comunicadores. Por ende, la información la damos como desea el club, y cuando lo desea. ¿Es tan difícil imaginar una revista oficial del club con información que SOLO se conozca exclusivamente aquí, y no por el Twitter de un periodista adicto a los rumores?

Hay una frase que calza a lo que siento en este momento: ‘’como tanta otra tristeza a la que te acostumbrás’’. Y así andamos, acostumbrados a los malos manejos de quienes gobiernan nuestro club. Los mismos que no captan la profundidad del asunto y quieren tapar sus mamarrachos con logros deportivos (ganamos esto, hicimos esto, etc.). A ver señores dirigentes, por un lado está lo que se gana en la cancha o lo que se invierte en mejorar el club. Pero por otro lado están los valores, la moral, la imagen que queremos dar como club y ahí estamos bien lejos. Muchos dirán que esto no importa, pero si se dieran cuenta el poder que tiene dar el ejemplo, no desprestigiarían tanto a nuestro club. Si se dieran cuenta que la manera de manejarse de los arriba influye en la impaciencia de  los hinchas cuando el equipo no gana, quizás prestarían más atención al cómo actuar.

En una simple opinión, si los de arriba no actúan con coherencia, y mesura a la hora de tomar decisiones, no esperen que los hinchas les tengan paciencia a los jugadores y entrenadores ni bien pierden un partido.

Quien lo siente lo sabe.