En una tribuna popular se escuchan muchas cosas. Hay mucha gente que sabe de fútbol y habla. Hay gente que no sabe y habla mucho más. Hay gente que se enceguece por su fanatismo y, por eso mismo, sus palabras no puede ser escuchadas con seriedad. Sin embargo, cuando una tribuna, un bar o una oficina confluyen en una serie de conceptos, hay que escucharlos. Es el sentido común el que habla. Es el que viene hablando hace días y el resultado de esta sabiduría  se viene confirmando con hechos.  Aquí recojo algunas de las cosas que escuché. Quizás las dijiste vos, quizás las escuchaste también. Quizás no estás de acuerdo.

Castillo no está para titular

Nadie va a discutir las condiciones de Juan Castillo pero todo el mundo sabe y dice que el golero está en el peor nivel que le es conocido. Con River fue responsable, con Defensor fue responsable (en un nivel menor), con Rentistas fue vergonzosamente responsable. La gente lo dijo, Lerda se merece una oportunidad hace rato. ¿Había que esperar a que esto pasara? Y a Aguerre, ¿alguien lo vio atajar?

¿Dónde está nuestro lateral?

Nuestro lateral está jugando en el Manchester United y no tuvo oportunidad en el primero de Peñarol. Después de todo, qué es el Manchester al lado de Peñarol, ¿no?

El Tony no está para los 90

Puede ser. Creo que a los veteranos les cuesta más entrar en rodaje pero, a diferencia de otros casos, sabemos lo que da el Tony. Tiró mal un penal, perdió varios mano a mano. Es cierto. En defensa de Alonso y el mismo Tony, digo que las lesiones y los rendimientos catastróficos de otros jugadores, se hicieron prioridad a la hora de elegir las variantes durante los partidos.

¿Sabes cuál es el problema del Vasquito?

Qué es lateral, si fuera delantero, “se hace un esfuerzo”. Discutible porque el tema de las cifras pero con la plata que se le paga a jugadores que no tienen lo que hace falta para jugar en Peñarol, quizás que se bajaba la diferencia.

Sandoval no puede jugar en Peñarol

No marca y la verdad es que no tengo la paciencia de saber cuántos goles llegaron por su lateral. En más de una oportunidad, se notó que, al pasar el medio campo, la pelota le quema y pierde el criterio o la capacidad de crear una jugada. Es preferible pensar que fue un buen negocio para el club y no que creímos que se trataba de una buena incorporación para un equipo que pretendía un título internacional. No va a ser el primer ni el último jugador que decepciona, pero tener buen ojo es fundamental.   Al final de cuentas, solo quiero saber que en las formativas, son todos peores que él.

Carlos Núñez es un nochero y un cable pelado

Llevar la 9 de Peñarol no es para cualquiera. Un jugador que en su anterior club pidió el cambio para salir a agredir a un hincha, no puede ser una buena incorporación. Para rehabilitar gente hay instituciones, los que llegan a Peñarol, ya tienen que venir con las cosas claritas. ¿Qué escucho en la tribuna? “¡Qué negocio hizo Palma!” En este Peñarol, el cuatro, es el nueve. Viera es el goleador de Peñarol. Está todo dicho. Carlos Nuñez: un gol y una tarjeta roja.

No era una cuestión de aceitar al equipo (a no ser que aceitarlo demore cinco o seis meses)

Perdimos con Cobreloa. Para muchos era un tema signado por la falta de rodaje. Muy pronto, en la primera fecha del Uruguayo, quedó claro que no era un tema de rodaje. Era un tema de que no se juega a nada. Eso se confirmó en la segunda fecha y en la tercera. Acumular jugadores no sirve de nada. Rodríguez, Zalayeta, Pacheco, Leyes, Lolo, Silva. No importa cuántos delanteros tengas en una cancha, lo que importa es que sepan armar una jugada decente. Solamente eso. Así tengas un solo delantero de área.

¿Y nosotros?

Quizás, también te lo preguntaste: ¿y estos qué aplauden?  Hay que cambiar el canto y los aplausos. “Aunque ganes o pierdas, no me importa una mierda”, dicen la tonada. Otras siguen la misma lógica. La lógica de que Peñarol es siempre alegría y aliento. No estoy de acuerdo. Eso es propio de una generación de gente que no vio lo que era el Peñarol que salía a ganar y si no ganaba, no había camperones ni camisetas que valieran, la puteada se la llevaban. Cuenta el Nando Morena que llegados de ser campeones del mundo, empataron o perdieron algún partido y se fueron silbados. ¿Por qué? Porque es Peñarol y lo que sirve es ganar. Lo único que sirve. Aplaudir el esfuerzo, es para cuando se dejó todo, se jugó al fútbol y no se pudo. Aplaudir el esfuerzo es para cuando caes con Santos dignamente. Un cuadro cuya estrella, ganaba más por mes que todo el plantel de Peñarol. Aplaudir no es para cuando el cuadro parece un equipo amateur y pierde contra equipos que, sumando todos sus sueldos, no llegan al uno o dos de nuestras estrellas. Aplaudir derrotas, no es hacerle bien a Peñarol. NO somos menos hinchas, ni menos Ámsterdam por el hecho de que bajen un par de silbidos. Si alguien piensa que un jugador se puede bajonear por unos silbidos, entonces tampoco tiene lo que se precisa para ponerse la rayada. Como dijo Chilavert, “presión tiene el tipo que se levanta a las seis de la mañana y sale a trabajar para poder comer”.

La gente sigue hablando. A veces en lo cierto, a veces en lo errado. Algunas ideas que no son del diario del lunes, se vienen escuchando hace semanas. Se están transformando en hechos. Ser jugador de Peñarol tiene muchos beneficios. Muchos. Dinero, poco trabajo y reconocimiento. Tiene algunas condiciones. Una de ellas es que cuando las cosas no salen, no se puede andar de joda y a las risas porque hay gente que se pasa una semana amargada sin un mango en el bolsillo. Sin prender la tele, sin escuchar la radio. Contando monedas, no solo para la entrada, sino para llegar a fin de mes. Y esa gente, no está angustiada porque no tiene un mango, esa gente está triste porque no tiene una alegría.