El 16 de julio es una fecha especial para el deporte uruguayo. Y para Peñarol, que dice presente en cada uno de los hecho significativos de este día. El histórico Maracanazo de 1950 y los 7 goles de Morena encuentran a Peñarol como protagonista directo de la historia. Pero existe otro motivo para festejar y recordar esta fecha: el Campeonato Sudamericano de Basketball de 1983.

En un abarrotado Palacio Peñarol, en un torneo para el infarto y con una campaña excepcional, Peñarol se consagra campeón sudamericano de Basketball, y logra algo inédito: ser campeón continental de fútbol y basketball al mismo tiempo.

Los inicios de esta página gloriosa están en el Torneo Federal de 1982. La llegada del histórico Víctor Hugo Berardi, fue el mojón para empezar una campaña cargada de gloria y paternidad clásica en el deporte de la naranja.

En un campeonato sumamente disputado, Peñarol encaró la recta final un punto abajo de Bohemios, el rival a vencer en la lucha por el título. En un partido increíble jugado en el Cilindro Municipal, el carbonero logró una victoria agónica para igualar a los de Pocitos en lo más alto de la tabla. Las fechas finales encontraron a albimarrones y aurinegros ganando todos los partidos que les quedaban por delante.

Una corona bañada en guapeza y coraje

Así se llegó a la final del Torneo Federal de 1982. En la previa al encuentro, el plantel de Peñarol pasó sus días concentrando en Los Aromos, mientras que el plantel de Primera de Bohemios hizo lo mismo en la concentración del Club Nacional de Football. «En Los Aromos nos sentíamos como jugadores de NBA», declaró una vez Hebert Núñez, figura en aquella histórica final.

El partido fue apretado como pocos, algo esperable debido a lo que estaba en juego y al ambiente caldeado que rodeaba a la final. Sobre el final del último cuarto, Peñarol logró igualar en 78 el marcador y forzar un alargue, que posteriormente serían dos. Bernardo declararía años después, para el documental Raza de Canpeones: «Peñarol terminó jugando con los pibes». Del testimonio de los protagonistas, se desprende que la final resultó sumamente difícil y más aún esos instantes finales, con un equipo disminuido, no sólo en físico, sino también en cantidad de hombres. Bohemios renunciaba constantemente a los libres y optaba por mover siempre desde el medio, intentando que corra el reloj. Pero Peñarol siempre es más. Con dos libres de Malet, uno de ellos increíble, el carbonero logró pasar al frente. «El segundo tiro libre es magia, es la camiseta de Peñarol, que juega sola», declararía el jugador.

Finalmente, Peñarol obtuvo el Campeonato ganando la final 104-103, tras defender la última pelota con uñas y dientes.

Clásicos por un lugar en el Sudamericano

Como campeón del Federal, Peñarol debía disputar contra Nacional, campeón de la Liguilla, el derecho a participar del Campeonato Sudamericano de 1983.

La serie comienza con victoria tricolor 101 a 91, y parecía complicar las chances del manya. El segundo partido se jugaría en el Palacio Peñarol, por lo que Nacional tenía la chance de romper la paternidad sufrida históricamente en el deporte del cesto. O al menos, tener algo que festejar en más de 80 años de existencia. Es recordada la anécdota de Bo Jackson en la previa al partido, tumbando boxeadores enviados al vestuario mirasol. A alguien se le ocurrió que hacer eso de visitante sería una buena idea. Gran error. El partido terminó en victoria 95-87 para el aurinegro, y logró forzar un tercer encuentro para definir al representante uruguayo en el torneo continental.

Nuevamente, la victoria fue aurinegra. En un colmado Cilindro Municipal, Peñarol triunfaba cómodamente 96-85, cuando se desató una recordada gresca entre los jugadores de ambos equipos. Debido a la indescontable diferencia y a la cantidad de segundos que quedaban pendientes, el partido se dio por terminado. Peñarol clasificaba al Campeonato Sudamericano y Nacional se quedaba en casa.

Campeones de América

El Campeonato Sudamericano se presentaba como un sueño para el carbonero. Participarían en él los mejores equipos del continente, por lo que tomaba una dimensión descomunal. El debut aurinegro fue frente a Los Guaiqueries de Venezuela, con victoria 98-87.

El camino hacia la gloria siguió con el choque frente a Ferro Carril Oeste, candidato de la República Argentina, a quien también se pudo vencer, esta vez en cifras de 86-72. Pasaban los partidos y el equipo se empezaba a convertir en candidato. Así llegó el partido con Monte Líbano, de Brasil, que se ganó con un ajustado resultado de 81-80. «Ese día sentí la fuerza de la hinchada de Peñarol en el Palacio», recuerda Mahoma Wenzel aún el día de hoy.

Y finalmente llegó la finalisima. Peñarol, como local, debía enfrentar a Obras Sanitarias, el legendario equipo argentino. El 16 de julio de 1983, el equipo llegó al mítico Palacio Peñarol escoltado por una emocionante caravana desde el Hotel Bristol. En un partido para el infarto, Peñarol logró tomar la ventaja por apenas 2 puntos, a falta de 2 segundos, y con la posibilidad de mover desde mitad de cancha. La historia cuenta que Víctor Hugo Berardi le ordenó a sus dirigidos jugar la pelota tranquilamente y dejar correr el reloj, pero al momento de poner la naranja en movimiento, Wenzel vio sólo a Blanc, y decidió habilitarlo. Doble, partido y campeonato. 89 a 85 fue el score final.

Peñarol era campeón de América. Una hazaña para el básquetbol uruguayo.

Desde 1983, este trofeo engalana las vitrinas de la institución más gloriosa del deporte uruguayo. Porque en cualquier disciplina, la camiseta amarilla y negra pesa como ninguna otra. Como diría Víctor Hugo Berardi: «hay oportunidades que se presentan solo una vez, y Peñarol es Peñarol».

Pará redondear esta campaña, los manyas participaron de la Copa Intercontinental William Jones, a jugarse en Argentina. Contra todo pronóstico y sin cumplir medidas básicas del plantel para poder desempeñarse, el aurinegro derrotó por 11 puntos en la última fecha a los brasileños de Monte Líbano, diferencia necesaria para alcanzar la recordada medalla de bronce en el torneo mundial, donde también se triunfó frente al Oregon State Beavers de Estados Unidos, en cifras de 91 a 73.

Finalmente Obras Sanitarias obtendría el título Intercontinental, aquel equipo al que Peñarol derrotó en la final del Campeonato Sudamericano.

El plantel de 1983 estuvo conformado por Daniel Wenzel, Hebert Núñez, Álvaro Tito, Juan Andrés Blanc, Gustavo Tito, Joe McColl, Pedro Malet, Alejandro Trias, Oscar Soto, Lincoln Pérez, Bo Jackson y Jimmy Wells. A todos ellos, al igual que funcionarios, técnicos y dirigentes, el agradecimiento eterno de la hinchada más grande del país.